Como presumía ella, que solo
salía con hombres elegantes,
yo como soy un hombre sencillo,
no podía invitarla a una cena
en casa, solo la contemplaba
desde lejos, pero sentía algo
bonito por ella. Cómo da
la vuelta el mundo!... hoy la veo
que su presumir, no es el mismo
de lo que pintaba, yo sigo siendo
el hombre humilde pero ahora ella
vive en los arrabales, que mi pobre
corazón ya no siente ese amor,
como aquella tarde que presumia;
hasta su belleza es un desastre.