Llegaste sollozando a decirme
que te perdone del mal que me
causaste. Humildemente te digo
sí, desde hace rato te perdoné, lo
único que quiero es no saber de ti
porque no quiero tener tu
desamor; lo único que
tienes en tu ingrato corazón.
Hoy vivo una vida felíz; y regresar
al pasado ni para un rato, aunque
no tengo a nadie, prefiero estar
solo que recibir otra traición.