Destino despiadado encasillado en ideales,
destino intimo que se pudre en sueños,
destino real insípido tísico;
un personaje de otro falso cuento.
Maquina con engranajes oxidados.
Disipada expectativa ficticia,
Y yo adentrada en esta odisea
buscando la salida de esta vida.
Suplicio vertiente de mi ser
que va trastornando mis pensamientos
buscando la levedad de este drama.
No quiero salir; siento que me agrieto.
Marchita ante el espíritu del tiempo,
no hay reparo, solo la dulce nada,
sin afán de ser, solo un confín de polvo,
polvo y herrumbre en una vida hecha crasa.
Naufraga en el terror cósmico,
descarrilada sobre el frio horizonte,
hecha y deshecha con alas rotas
parto hacia la muerte noche trasnoche.
Voy perdida sin mascara
navegando dócilmente con miedo
busco mis piezas aturdidas
mientras mis huecos se llenan de insectos.
Mis piernas apolilladas no andan.
No, no quiero, no quiero buscar un Goethe desde dentro.
En la vereda mi tiempo se acaba,
estoy cansada, soy un anacronismo que se lleva el viento.
Una frágil estrella opaca
tentada que va hacia la muerte sobre una marea lánguida.
Una memoria caduca de ilusiones
pútrida tendida en gritos rasgando mi existencia cándida
Y bueno, ya no soy, nunca fui;
solo un fugaz aliento de melancolía en un abismo.
Y bueno, que mas da;
que la tierra coma mis entrañas,
que los gusanos sean lo que nunca fui,
nada especial, un drama
engendrado y maldito por vivir.
Un sin sentir de mierda
nada, simplemente nada