Salías entornar tus ojos discretamente observando el azul de mi alma.
Tocabas tu barbilla y hacias volar tu cabeza encima de las nubes... Y parabas el tiempo para mí, mientras el brillo de mis ojos encontraba un lugar para esconderse de ese par de ojos negros.
Y es que aún soy cautivo de la redondez de tus labios, de la complexión de tu cuerpo, aún me intrigan esas sienes ocultas tras tus gafas y sigo esperando conocer los susurros de tu voz.
Me gustaría encontrar la sonrisa de tu rostro en la oscuridad de mi noche y tu inimitable voz, hablar, acompañandome en la soledad de mi vida.
Cómo comparo las cálidas tardes en las que vivimos con las frías noches que nos hace pasar nuestra desidia... Podría estar contigo ahora mismo y olvidar que la vida existe. Compartir universos, revivir recuerdos... Pero me siento en medio de un ejército entero al acercarme a ti, sin poder evitar hacer exactamente lo contrario a lo que quiero hacer, y el simple hecho de tu presencia junto a mí me aterra tanto... como me hace fantasear.
¿Cómo fue que llegamos tan alto?, ¿Cómo permitimos que nuestras miradas se conocieran el alma sin siquiera una palabra?, ¿Cómo fue que te deje entrar a mi corazón sin saber tu nombre?...Y me perdí en la profundidad de tu mirada tratando de averiguar si esos ojos negros brillaban por mí, si tu mente pensaba en mí, si tu voz pronunciaba mi nombre en sueños, si tu caminar relajado quizo acompañarme alguna vez... Creo en eso del amor a primera vista... Pero no creo que tu corazón me vea como yo te veo.