Bajo la mirada expectante veo la nieve caer, se deshace en mi piel, en mi alma, como si fuera ayer, en aquel verano en el que fuiste mi clave.
Tu mano en la mía, como cerezas tan dulces y llenas de vida, sobre aquella escalera y aquella rama que sostenían nuestros sueños y nuestra dicha.
Pero ahora solo queda un recuerdo, tal vez un deseo que ya no es posible, un anhelo que se desvanece en la nieve, y que solo mi corazón aún hace audible.
El tiempo se escapa como las cerezas, como la nieve que cae y se deshace, y a veces parece que no nos damos cuenta de lo fugaz y efímera que es nuestra vida y nuestra suerte.
Que como en el cuento de Alicia en el país de las maravillas, el tiempo corre sin piedad y sin descanso, y nos lleva como hojas secas en el viento, mientras los personajes de nuestro pasado se desvanecen en el remanso.
Así que mientras cae la nieve, y mi mano aún siente la tuya como cerezas, recordaré aquel verano y aquella escalera, y el sabor dulce de una vida que se fue como la brisa.