Euterpe Dalid

A mi alegría

¡Oh dichosa alegría! Que has venido a mí.

Tú no me haces ni dócil ni rebelde.

Tú eres la misma que llego primero a mí y tú eres la única que vendrá.

Ah inconstante, me haces dichosa cuando apareces,

aunque como actuó cuando estoy contigo no sea tan grato para otros.

Cuando no estás; es un desafío, por eso te disfruto, te saboreo como aguamiel efímero, y te tomo recompensa.

Tú trasformas lo que todos ignoran en una obra de arte, para mí.

Y tú eres la artista silenciosa detrás de todos.

Tú pintas los colores más brillantes de lo que son.

¡Ah! Más cuando te vayas y me dejes en el vacío de mis sentimientos,

que no son más que pincelasos grises de una acuarela diluida

No lloraré por ti, pues no eres tú quien abandona la primavera, sino yo,

que sigo las estaciones de la vida.