En cada estrella, en cada pétalo, sin duda alguna duerme algo, algo indeleble cómo el tiempo.
Algo con fuego, algo con voces lentas y agua pura, más pura que los manantiales,
Algo que ciñe las capas de los nenúfares con los hilos del astro.
Algo duerme, algo con alas y perfume femenino, sin duda alguna sus ojos son como dos senderos somnolientos por dónde caminan espíritus.
Algo me llama, algo dormido, algo entre el rocío de la flor nocturna.