Amo el color de las flores,
como el color de tu cielo;
amo los ríos y bosques
y también amo tus sueños.
Amo los árboles verdes,
como el color de tu pelo;
amo tus ojos que miran,
con el color de unos cerros.
Amo la lluvia que cae,
alimentando el riachuelo;
amo los pájaros libres,
que cantan como el jilguero.
Amo los rayos solares,
porque brillan tus cabellos;
amo la sombra que cubre,
tu cuerpo bajo el ciruelo.
Amo los mares tranquilos,
cuando en sus aguas navego;
amo el latido que sale,
cuando acaricio tu pecho.
Amo las zonas glaciales
por el calor que yo siento
cuando muy fuerte me abrazas
y cuando dices: ¡Te quiero!
Amo mirar los gorriones,
cuando bailan con el viento;
amo también cuando escucho,
ese cantar de los cedros.
Amo mirar las praderas,
con su color tan intenso:
verde, como la esmeralda,
que brilla con el sereno.
Amo también pastizales,
donde se cría el becerro;
amo también esas brisas,
que traen ese aire fresco.
Amo también manzanares,
aunque los vea de lejos;
amo tus labios rojizos,
cuando amoroso los beso.
Amo la fruta jugosa,
la que probaron abuelos;
amo el sabor de tus labios,
porque melosos nacieron.
Amo las aves que cantan
y libres alzan el vuelo;
amo tu canto profundo,
en busca de un mundo nuevo.
Amo la tierra en que vivo,
porque me da su alimento;
amo tu cuerpo sensible,
porque al tocarlo yo tiemblo.
Amo todo lo que digo,
porque me sale de adentro;
amo tus ojos sensuales,
cuando me ven con deseos.
Amo a quien me ama de veras,
porque su amor es sincero;
amo a quien quiera cuidarme,
porque me quita los miedos.
Amo todo lo que existe,
si lo que existe es muy bueno…
pero fustigo al maligno,
en los que muchos creyeron.