Libertad Córdoba

PLUVIAMOR

Puedes seguir caminando

y, empapándote,

decir que no te estás mojando.

Puedes pararte en mitad

de la calle, mirar al cielo

y dar las gracias.

Puedes refugiarte

y esperar a que deje de llover.

Puedes rezar para que suceda,

chapotear de alegría

o maldecir tu ropa calada

pero no puedes controlarla.

La lluvia, igualadora de todos,

te empapa sin preguntar.

Lo único que podemos hacer

cuando se presenta el amor

y la lluvia es rendirnos.

 

(La utilidad de escapar (y otros asuntos del alma))