Lali S.

Seamos posibles

Anhelo conocer tu ser.

Conozco tu cuerpo, lo recorro, lo acaricio, lo siento gozar con cada roce. 

Los complejos trucos del deseo habitan mi cuerpo a diario, o más bien por las noches, son juegos nocturnos.

Es otoño en la ciudad, un domingo cualquiera.

El asfalto de las calles está limpio, ni tráfico ni gente. 

El sol choca y se refleja en las ventanas de los edificios.

Alguno de estos rayos de sol está penetrando tu ventana en este momento.

Ganas de montarme en ese rayo y llegar hasta tu cama.

Esta ciudad maldita, en la que te encontré,

en la que te siento todo el tiempo.

En cada beso tuyo vuelvo a caer,

caigo y ya no puedo levantarme.

Tu existencia sola me pesa.

Quiero salir a caminar y cruzarte por alguna esquina, 

sentir tu olor a la distancia

y tu cuerpo que embriaga el mío y lo corteja hasta vencerlo.

Sólo quiero abrazarte y que camines a la par mío,

y que sean sólo dos cuerpos que se encuentran.

En tu mirada se refleja tu ser

y mi paz que sólo encuentro en tus ojos.