Dejó su sombrero de mago sobre la mesa. Miró por la ventana y vió como la luna se apoyaba sobre el horizonte. Un silencio sepulcral dejaba la habitación sumida en una gran lejania. El cansancio lo tumbó de un envión en el sofa que daba junto a la ventana. Inmerso en la contemplación repaso su último truco en su mente. Miró el sombrero mientras esbosaba una amplia sonrisa. Nadie en el teatro se había quedado sentado. Habían aplaudido de pie durante diez minutos sin parar. !Bravo!...! Bravo!...! Bravo!. Todavia resonaba en sus oidos la ovación final.
Mientras rememoraba su ultimo acto, sus ojos se fijaron en aquella luna que asomaba por su ventana, tomó su sombrero de gala y con un giro rápido de su mano lo lanzó por el aire como si fuera un bomerang, el sombrero dió una vuelta por toda la habitación y cayó directo en su cabeza. El mago desaparecio.
Él, sabía que seria su ultima actuación, y su último acto de magia. El teatro, los trucos y los aplausos, habían desaparecido. El hechizo habia terminado, la ilusión habia llegado a su fin, solo quedaba el sombrero del mago...que yacía inerte en aquella vieja y abandonada habitación.