Deja que la golondrina vuele libre,
Y que juegue por entre las nubes grises.
Reten tus lágrimas, no las llores
Que de rocío están cubiertas las flores.
Deja que tú pluma escriba ese verso
Que florece de tu inspiración en el huerto,
Y ofrendalo al murmullo del viento
Para que lo susurre como un ruego.
Camina aquel camino polvoriento
Que tus pies se olvidaron de andar.
La senda hostil del silencio no sabrá
Que tus suspiros la mencionan sin hablar.
El angel del ocaso extendera sus alas
Y el mundo se vestirá de penumbras.
Las estrellas hablarán cosas enigmáticas
Que en lo secreto ocultan.
La noche escondera la cara atroz
De un mundo impío,
Y en la tenue claridad del Sol
Todo será un recuerdo sombrío.