Campo abierto a las enseñanzas
Dulces lamentos de miel de rosa
Cantos profundos de dolorosas
Manos curtidas por la labranza
Una planta sigue durmiendo
Atascada por los cerrojos
Y una hierba, redil de hinojo
El hombre rudo, la fue partiendo
Sabio dicho, hoy me esmera
Y lo practico con autocracia
Sin embargo, no pierdo gracia
El humor, es mi bandera
Hoy soñé un día blanco
No veía, sino la nada
No me pertenecía, ya, mi mirada
La noche oscura, de un bocado arranco
Un viejo, experto en su oficio
Encaja bien, la dura jornada
La vida, le fue iniciada
A pura mano, sin artificios
Navega a pie, por lindos senderos
Y la luz de luna, le acompaña
Rehuye de él, la negra guadaña
Cómo al germen, de un guerrero
Siembra soles de canela
Y recoge nostalgias ingratas
Cada noche, enciende una vela
Su corazón, no tiene erratas
Pulcro, santo y de buena gana
Roto y justo, piel de sombrera
Su pertenencia, es extranjera
Pero su alma, es cortesana