Jamás imaginé que tu cabello sería el mar.
Jamás imaginé que tus curvas serían las olas.
Jamás imaginé que tus ojos serían el faro de mi bote.
Jamás imaginé que tus manos serían mi ancla.
Jamás imaginé que tu cuerpo sería mi isla.
Jamás imaginé que tus labios serían mi alimento.
Jamás imaginé que tu sonrisa sería mi cielo.
Jamás imaginé que tu voz sería la noche y el día.
Jamás imaginé que tu aroma serían las flores.
Jamás imaginé ser el conquistador y el conquistado de tu intimidad.
Jamás imaginé rendir honor y respeto a la Diosa de mis sueños.
No sabía quién eras tú, no sabías quién era yo.
Pero aquí seguimos sumando risas, lágrimas, dolor, felicidad, pasión, cariño y muchas ganas de seguirnos amando.
Eres la única persona que puede crear una gran implosión, para crear un mundo en el universo de expansión perpetua, solo para las dos.
Deseo que el destino me premie de tenerte en cada salto de nuestras vidas.