Si alguna vez llenaste el plato de otra persona,
siendo del tuyo de donde salió la comida,
si alguna vez sentiste frío bajo las sábanas,
por entregar tu calor a quien lo despreciaba…
Si alguna vez viste unos ojos sin vida,
o una sonrisa mojada, pero no de alegría,
si alguna vez te abrazó esa muerte fría…
entonces sabrás entender toda mi lírica.
Me he cansado de ver morir a una mujer
en manos de quien la prometió proteger;
o de ver una sonrisa amistosa en la boca
de quien se llena los bolsillos por no dejarte comer.
Me he cansado de soñar despierto
porque dormido solo me abrazan mis miedos,
de querer ser por una vez un niño pequeño,
sin responsabilidades, ni culpas, ni remordimientos…
Me he cansado de llorar sin ganas,
de reír por aparentar ser fuerte sin alas,
de amanecer con frío por las mañanas,
me he cansado de ser ese yo que tú no recordabas…
Estoy cansado de nuestra política fascista,
de una economía que me agoniza entre facturas,
de tu postura más infantil frente a mis dudas,
de esta dureza de sentirme frágil con armaduras…
Cansado de esta sociedad deshumanizada,
de tus insultos, tu egoísmo, tus golpes de madrugada,
tus discursos, tus promesas, tus frases hechas,
de ti, de mí, de tanta guerra y sed de venganza.
No hemos aprendido nada del pasado,
tal vez la historia se esté contando mal;
seguimos decidiendo quién vive, quién no,
quién debe ser Dios, quién un simple peón.
Seguimos decidiendo en vidas ajenas,
organizando horarios, semanas, agendas;
seguimos silenciando a palos las lenguas…
pero para ti sí existe la libertad de expresión.
Es irónico que sigas pisando al prójimo,
odiando al homosexual, rechazando su condución,
pero que obligues a que acepten tu opinión
y la compartan… pues para ti, tu libertad es obligación.
Es cansino y deprimente, ver tu alegría
tras la desgracia que inyectas en miles de vidas;
que te creas Dios y el perdón sea una bendición,
pero el castigo origine un cadáver como diversión.
Qué triste ver como te callas y no haces nada,
que te dejes pisar, robar, cortar las alas…
Contienes la ira y la sueltas contra inocentes,
Seres Queridos que lo único que hacen es quererte.
Agotado de querer dormir a pierna suelta
y no poder porque el insomnio me hace dar vueltas.
Que mi cama ya no reconozca mi aroma
y se inyecte el olor de personas muertas…
Harto de hablar de todo, sin pies ni cabeza,
de no entender ni yo mismo mis malditas letras;
de volver a ser el jugador que levante gradas
en vez de levantar tantas jodidas carcajadas.
No sé si es cansancio o aburrimiento,
desgana o el simple hecho de no darlo hecho,
locura o una cordura llevada al extremo,
amor propio o el aleteo insaciable del falso ego.
Una palabra denigrante daña más que un disparo,
y un disparo lingüístico quema más a bocajarro.
No necesito que me prendas fuego con tu odio,
déjame a solas con un folio y ya me incendio solo.