Le prometí a mi corazón que esta vez no dolería
mientras me adueñaba victorioso de tu boca,
bajo la lluvia mi piel se fundía sobre tu piel,
gota a gota recorría tu ardiente sensualidad
y fue maravilloso perdernos en la plenitud del placer.
Pero el cielo dejo de llorar,
salió el sol y un pálido adiós quedo.
Mi corazón extasiado volvió a sentir el dolor
al no poder acariciar la simetría de tu cuerpo
cual perfecto ante mi mirada y mi tacto,
tu perfume de dama bajo mi piel se grabó,
mis besos se archivaron en el relicario de tu boca,
y mientras te marchabas de mi mundo le sonreías a mi soledad.
Todos los derechos reservados por Sztenko.