Calles silentes,
aceras solitarias,
llegó la noche.
Su manto negro
nos cubre y nos envuelve
entre la bruma.
Duermen los cuerpos,
de niños y mayores
en los hogares.
Duerme la vida,
descansa la rutina,
por unas horas.
Y hasta los labios
musitan un \"te quiero\",
sin darse cuenta.
Aunque otros labios
esperan la caricia
que nunca llega.
Besos y versos,
se duermen, y renacen,
bajo la noche.
¡Cuántos poemas
nacieron, en la noche,
con las estrellas!
En esas calles,
con cruces de caminos
y de ilusiones.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/23