En medio del crepúsculo sombrío,
acechan del dolor sus aguijones
alevosos;
llenando nuestras vidas con hastío,
que trae de tristezas nubarrones
tempestuosos.
Lo mismo que los vientos del estío,
que vienen con siniestros ventarrones
impetuosos;
destrozan con su garfio tan impío,
los sueños que conservan corazones
luminosos.
¡Mas siempre la esperanza bienhechora
nos muestra del futuro sol radiante;
que brilla con fulgor de la entereza
que motiva!
¡Y engendra la ilusión alentadora
con ese resplandor de fe boyante ;
que ofrece a nuestro ser la fortaleza
combativa!
Autor: Aníbal Rodríguez.