José Luis Barrientos León

Fe.

Ya te he visto venir,

sobre alas de esperanza,

en las verdes pupilas de la montaña,

en la sangre cristalina del río,

agitada por el viento con ondas vigorosas,

prodiga de belleza,

bañándome con el agua sonante de alegría.

 

 

Te he visto, sobre blancas nieves,

y en rojas rosas,

en la cadencia de sibilantes lluvias,

oh en tempestades y constelaciones,

has llegado vestida de quimera,

con atavíos de sublimes revelaciones.

 

Perfumada de místicos aromas,

como excelsa fuente de vivencias espirituales,

sacudiendo con fecundas expresiones,

o en el silencio abisal del pensamiento.

 

Ya te he visto venir,

vertiginosa y elocuente,

Invisible y glorificada,

con ofrendas de amor,

y en líricas ilusiones,

desbordando el corazón,

con sublimes poemas en silencio.

 

Te he visto,

en el regazo feraz de una madre,

en la recia mano de un padre,

en la contemplación profunda de la vida,

y en la rebeldía pagana de una lacra.

 

 Yo no sé si me has visto,

cuando mis alas flotaban en nebulosas,

con el blasón inquebrantable del egotismo,

y la soledad era mi más fría losa,

esperando ser grabada en una lápida,

pero yo si te miraba,

con el mágico abanico de tus alas,

anhelando el aire que soplabas,

con el alma roída por el tiempo,

esperando la libertad de tu mirada.