La lágrima de mi madre en ese campo maldito
cubierto de esqueletos.
!Hay tregua entre los muertos¡
Una anciana con cientos de historias hala del cordel de la fantasía, alimenta a los difuntos y canta vallenatos.
Se ha vuelto el jardín de la esperanza, después de acariciar el mundo hoy observa lo que siempre ha sido suyo, desde el banco más antiguo.
II
Cuando la llovizna se paseaba por la casa, ella desde la ventana aguardaba, mirando entristecida al pasto, tal vez, recordando mi párvula alegría o lamentando un resquebrajado futuro donde estamos lejos de estar cerca...
Y queda posada el agua por unas cuantas horas,
y nuevamente la tristeza incauta decide divagar por el jardín encharcado, el reflejo de un rostro afligido es el consuelo de una memoria afligida, de un vacío latente, de una abuela queriendo escapar del tiempo.