“…y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito
un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.“
Apocalipsis 2:17
Me espera esa piedra blanca con mi nombre nuevo
escondido para todos.
Y espera otro nombre para ti… y para ti…
¿Será mi piedra una drusa o cuarzo blanco,
o un níveo mármol? ¿O será reflejo del nácar
o la perla?
Siempre el Apocalipsis fue misterio, pero éste
es un misterio que me atrae y alucina.
En una piedrecita blanca tendré un nombre
por cierto, mejor que el que hoy tengo.
Y en esa vida tan distinta, seguramente
no podré mancharlo ni podrás mancharlo
pues Cristo, tras la Parusía, estará sentado
a la derecha de Dios y en Su gloria.
Y en ese final descarnado anunciado en la Palabra
por el Apóstol que Jesús amaba, me conmueve
el blanco de una piedra con mi nombre escrito,
distinto al que tengo… y será ignoto y bello.
De mi libro “Del sentir que reverbera”. 2018 ISBN 978-987-763-458-7