La noche salpicaron las lucernas
de un verde intermitente y fascinante
y como unos luceros por el valle
se fueron dibujando aquella estela.
La noche iluminada con estrellas
profunda se fundía con los mares
y justo aquella noche la marea
bañaba con su fuerza costas yermas.
Por fin nació la nueva madrugada
la aurora iluminó nuevos caminos
y el brillo fue cubriendo: las cabañas,
los árboles, los bosques y los ríos,
en donde emocionados le cantaban
los pájaros contentos a los niños.