Tengo miedo. Creo que me estoy apasionando.
aunque en su efecto he empezado a tomar
ciertas medidas de contingencia...
<Creo que me estoy apasionando>
el sol derrite mi piel,
da en mi con la vehemencia de tantos atardeceres
que no recuerdo,
y a ratos, así inerme; empiezo a entender el zumbar
lastimero del viento.
Ese mismo viento que gira y canta (...)
Para no apasionarme he empezado a erigir muros,
que se elevan hasta tratar de ocultar el sol,
que no permita fluir el río bajo el puente.
Aunque, después de todo, sé que mi perdición es mi defensa...