Vigilias atañen el regocijo
pasado de el que ahora ya es silencio, un hombre que se hizo
hombre sin hombría, un camino
que se ha labrado sin caminar.
La noche sin estrellas ha hecho de los artistas no más
que un invidente; y al hombre más solo de lo usual.
Falta contexto, ¿Qué es una noche sin estrellas?
Un paraíso para quien teme soñar.
¿Qué es un hombre? Algo más
que un bípedo sin plumas, menos que un pollo desplumado, una máquina del hacer.
¿Qué hace exactamente? Nada, sin qué mirar sobre su semblante, pues, nada es,
desplumado este se encuentra, imposibilitado de hacerse al vuelo.
El hombre sin su faro costero,
sin su lucero del alba, sin fanales de musa, sin un norte que titila
ya es solo individuo, no hay colectivo
que en su destino lo lleve y lo duerma, no hay destino
que lo mesa, no hay fila para la hormiga.