Cómo le digo a mi corazón, que la idea de amarte ya no es una opción que podamos negociar;
Que de la nada ahora tiene que volverse fuerte e imaginar un mundo donde ya no estés; donde tú calidez no lo resguarde...
Supongo que, en realidad, solo dejaste cenizas; tú partida se llevó cada latido que supe regalarte en las infinitas melodías que creé, mientras yacía en tu pecho; mi eterno y doloroso lugar de calma...