Raúl Bonilla

Lluvia del Alma

Imaginé que caminabas a mi lado 

Tomados de la mano

En el frío sendero que va desde la playa hasta el ocaso 

Cubierta de escarcha, la arena se ha transformado en nieve 

Te dije que energía y materia nunca mueren 

Y los témpanos de hielo eran los reflejos del océano

 

En un olvidado jardín te regalé un collar de pequeñas piedras 

Duré mil vidas buscándolas en el lugar donde cayeron las estrellas 

Eran azules y verdes, amarillas y rojas

Te gustó tanto, que los antiguos espíritus de los astros renacieron en el brillo de tus ojos

Y me sumergí por una eternidad en ellos

Viviendo de la luz de sus destellos 

 

Te encontré sonriendo en aquella librería 

No sabías cual leer, estaban todos los que querías 

Te llevé una taza de té a la mesa

Sonreíste al ver un rompecabezas 

Pero no podía quedarme, mi lugar está lejos, en otra realidad 

La imaginación puede crear mil mundos, pero nunca la felicidad 

 

Estas no son lágrimas 

Es la lluvia del alma 

Que apaga el fuego de la espera 

Tampoco son luciérnagas 

Son todas las almas

Que liberamos al encender la hoguera