¡Ciego! ¡Ciego!. Tampoco los árboles me ven
ni la luna me saluda; hollar hierbas apagadas
como el Sol deja su luz 8 minutos en un santiamén
en la Tierra, caminante soy sin dormir con almohadas.
Calificados mis colores que burla mis ojos,
como mis poesías del viento; hojas de otoño
en mis pies ya muertas bajo todos los despojos
del vagabundo (suyo es) no veo... ni retoño.
Sólo ciego de todo y de nada mi cuerpo muere
irremediablemente. Me detengo. Despego.
Sólo en apariencia. No tengo mirada. Adquiere
oscuridad. Oscuridad= para esto ya estoy ciego.
Enero 2.023
Nacho Rey