Quién se lleva
lo que no fue,
el beso ausente,
el eterno adiós.
Quién arrastra
las horas muertas,
las manos cubiertas
en su dolor.
Quién cierra
todas las puertas
y esconde siempre
la luna y el sol.
Quién llora
árido de lagrimas,
aquella tarde
que jamás volvió.
Quién junta
todas las penas,
en el aroma
de la misma flor.
Quién muere
toda la vida,
siguiendo nubes
que son vapor.