Por Marina Ceballos
Dulce niña,
Ángel bueno.
Encanto de manantial,
porcelana fina
que tu madre pule y mira;
dulce turpial en vendaval,
al asomar tu inocente pureza
vas luchando hasta el final.
Niña inquieta,
Ojitos de mar
miras el horizonte
esa luz difícil de ver,
sigues tus huella…
difíciles de alcanzar:
niña, es por aquí!
es por allá ¿ves la luz?
Cuidado, no vayas a perderte…
De mi poemario:
Escritos en Clave de Sol Luna y Estrellas
(20/06/1998)