estaban puestos en ti,
no sabía qué sucedería,
derramabas dulzura,
ganas de vivir,
aun sabiéndote los días contados,
la belleza de tu espíritu
iluminaba,
tus versos eran hermosas campanadas,
tres traviesas muchachas escribíais
igual,
más tu tenías el don de la poesía;
se podía oír tu sonrisa
tu voz un tanto carraspeada
tus labios infinitos,
las muecas a tu adorado amor
deseando el encuentro eterno
con mamá.