No soy deportista ni tengo un super cuerpo, también sé que tengo mil manías y defectos.
No bailo salsas, cumbias ni bachatas, y aunque tengo sangre latina prefiero el rock, la instrumental y las baladas.
No soy millonaria ni es mi objetivo, aunque admito que podría ser divertido.
No soy lo que muchas personas esperan, no me gusta que me manden o me digan como actuar, que debo pensar, comer o soñar.
No soy la clase de persona que te incita a hacer locuras o a tener mil aventuras, pero soy la que te ayuda a planearlas y organizarlas porque en el fondo me encanta realizarlas.
A veces puedo ser muy impaciente, intolerante y gritona y sé que para mucha gente tengo cara de sangrona.
Mi problema más grande es aprender a controlar mis gestos, no necesito decir una sola palabra para que todos se den cuenta de mis pensamientos.
Me encanta la comida, pero no cocinarla, soy fiel creyente de que un postre puede aliviar el alma y sanarla.
Me gustan las cosas sencillas, prefiero mil veces quedarme en casa a cenar que salir a un bar y sentirme fuera de lugar.
Suelo reír por tonterías, el sentido del humor forma parte de mi día a día.
Me gusta pasar tiempo con mis amigos reír y carcajear por cosas sin sentido.
Me gusta rodearme de personas inteligentes, sensibles y amables, aquellas que sin importar que tan difícil se ponga el camino buscarán la solución para encontrar el equilibrio.
A veces creo que soy demasiado responsable, y que no me vendría nada mal de vez en cuando desatarme.
No me gusta lo fugaz, prefiero lo tangible y lo real.
No voy por la vida abrazando y besando a todo aquel que se cruce en mi camino, porque me gusta amar tal como lo hace un pingüino.
No utilizo palabras lindas todo el tiempo porque sé que esas se las lleva el viento, soy del tipo de persona que se quedará a tu lado en tus peores momentos y que te ayudará a encontrar el camino de regreso.
Tal vez muchos creen que soy fría y sin sentimientos, pero te aseguro que si te digo que te quiero, vas a recibir los abrazos y besos más puros y sinceros.
Dejé de creer en un dios hace algunos años, ahora creo que soy yo la que puede reparar los daños.
Tengo una vida muy ordinaria y tal vez a la gente le parezca aburrida y solitaria, pero prefiero mi soledad a una vida llena de falsedad.