Llegó el momento; ese que tanto temí.
Llegó el momento de soltarte concientemente, darle gracias al destino que nos juntó pero también nos puso a cada uno en su lugar correspondiente ahora.
Llegó el momento de entender que absolutamente todo es un plan maestro, del que muchas veces no entendemos pero cada pequeña pieza se mueve por algo en este grandioso juego de la vida.
Y supongo que con todo esto, llegó el momento de decirte adiós. La vida y vos tuvieron una extensa charla en la que decidieron dejarme ir, incluso sin poder verlo desde mi perspectiva. Y es ahora que puedo notarlo, agradecerlo y apostar a, con dolor, cerrar este capítulo que tanto sané y a la vez tanto peleé por mantener; pero todo tiene su momento y ya no es el mío.
Llegó, al fin, mí momento, ese que tanto anhelé inconscientemente y lo tengo frente a mis ojos... Quizá la vida necesitaba darme tanto dolor para que desde mi parte pudiera entender y tomar las riendas sola; florecer en plena sequía.
Ahora todo encaja, de repente esa nube inmensa de oscuridad comienza a dar vuelcos para irse lentamente. Pensé que luchar por vos era lo que debía hacer, pero en el proceso entendí que esto iba más allá; que por la que debía luchar es por mí...
Así que por fin estamos acá, llegó este preciado momento en el que con todo el amor que tuve, puedo despedirte para cerrar un capítulo; y abrir uno nuevo desde mi soledad y a la vez ansía de seguir viviendo este \"quilombito\" que es la vida...