El aciago vaivén
de las cosas vividas
se refugia en mi ser
cuando el día termina.
Y contemplo los logros
aunque abundan fracasos.
Es entonces que lloro
pretendiendo borrarlos.
Pero todo es en vano.
El ayer ya se fue.
Se llevó de mis manos
el dolor y el placer.
Solo restan los días
que depara lo incierto.
Tal vez haya alegría
o un final que no espero.