Me restan cuatro palabras;
paz, amor, perdón y olvido
por todo el mal que he causado
por todo lo que he sufrido,
por tantos años luchando
contra gigantes urdidos
por el miedo, por las guerras
por la enfermedad y el ruido
de quienes siembran mentiras,
doctrinas de furia y odio
y venden esa cosecha
como religión e historia,
la graban a sangre y fuego
y envenenan la memoria
de quien les cree profetas
sacerdotes y patriotas.
Amor por la madre tierra,
amor por nuestros hermanos,
plantas, animales, piedras,
presas del odio y la sangre
del rayo y de la sequia
de la miseria y el hambre
que todos tenemos vida
que todos tenemos alma
que todos somos rehenes
del miedo y de la codicia
del odio y el desespero
del poder y la injusticia
de ver cómo nos traicionan
y nos venden como esclavos
trafican con nuestros hijos
y pisan nuestro legado.
Me restan cuatro palabras
fuerza, justicia, firmeza
Y fe en que habrá un mañana
en que triunfe la utopía
en que los odios se extingan,
en que la paz nos proteja
en que rompamos los yugos
en sus pútridas cabezas.