Pasito a paso
avanzas por la vida
sin darte cuenta.
Día tras día,
seguimos en la senda
siempre adelante.
Algunos ratos
paramos, un momento
y descansamos.
Éstos son pocos,
la prisa y la impaciencia
dictan sus normas.
A veces duele,
se sufre en el camino
y hasta se llora.
Por un momento
tu carga dejarías
en el andén.
Abandonando
los sueños y utopías
que te ilusionan.
Pero no puedes
dejar allí, tirados
los bellos sueños.
Así que enjuagas
las lágrimas rebeldes
y continúas.
Por eso piensas:
\"¡qué duro es el camino
hasta la meta!\"
Y te sonríes,
en medio de la niebla
y la jornada.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/23