Es dulce amar el amor,
el simple placer de amar
sin contratos, sin medidas,
comunión en libertad.
Adoro la tarde airada
que cuela por mi balcón
esa palabra de amor
que tardas en pronunciar.
Saciar esta sed de estar
espíritu y corazón
entre las notas de un son
al arrullo del palmar.
Amo el beso que embelesa
el deseo que desnuda
las aguas que brotan puras
de las regiones secretas.
Esa sombra de su cuerpo
al llegar hasta el umbral
entre su pecho y mi pecho
que abre puertas al andar.
El olor de sus cabellos
que sobre mi rostro bailan
cuando cóncavo y convexo
en pura pasión de abrasan.