Como los rayos del sol grandioso
fueron las auras de nuestro idilio;
lleno de encanto tan majestuoso
como destellos de cielo hermoso.
Yo me pregunto, mas no concilio
porque destruimos amor glorioso;
si era del alma su dulce auxilio
donde tenía su domicilio.
¡Tantos anhelos quedaron rotos,
lindas promesas se marchitaron,
como palomas veloz volaron
tiernas palabras de aquellos votos;
muy candorosos y muy devotos
donde mis sueños se cobijaron!
Autor: Aníbal Rodríguez.