El salvaje trotar de atezados caballos
me despiertan de una desgarradora alucinación
donde mis manos ya no tienen las tuyas
y trémulas se contraen contra mi pecho
queriendo aprisionar mi corazón.
El despertar violento de este delirio aterrador
descubre que mi suerte está echada,
faltando algo a tu sincera confesión,
no tengo cabida en tu vida futura,
he perdido la conquista de tu amor.
Me retiro abatido de tu vida
como un caballo salvaje recién liberado
sin rumbo sobre la vasta llanura
de tu desdén y condenación.