Ahora encuentro en tu sonrisa vasta
un hogar que dilata nuestro umbral,
química sin escrúpulo, ventral,
la ventura, el humor más entusiasta.
Absorto en una pausa que contrasta
pasa el instante, carga su morral,
es pesaroso el rito, la señal
que engulle los segundos, ¡frena, basta!
Que el tiempo no detenga la sonrisa,
que punce, que atraviese y que requise
los estantes de sombra y de temor.
Yo quiero resolver esta premisa
y para enaltecer cuánto te quise
freno las horas… doy tiempo al amor