Vamos a ver
el mundo de colores
de nuestros niños.
Y para ello
volvamos a la infancia.
¡Seamos niños!
En ese tiempo
jugábamos sin miedo
en nuestras plazas.
En los jardines
el corro y las canicas
eran la moda.
Se oían voces,
gargantas infantiles,
con inocencia.
Ojos divinos,
miradas sin malicia,
daban la nota.
Había calma
y un trozo de la historia
se detenía.
¡Cuánta alegría
los cuerpos rebosaban
y desprendían!
...Vamos a ver,
me dices en presente
y nada veo.
Hoy se confunden
mis ojos, y vacilan,
en este invierno.
Pero seguro
que habrá otra primavera,
con otros niños.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/23