En la noche de tu despedida
se inundó mi corazón de sombras,
mi mente se nubló,
y nuestro tan querido Amor
es hoy mi gran dolor.
La tristeza de mi tiempo,
no he sabido domarla
en este abismo insondable
en el que me ha sumido
el destino inexorable.
La esperanza de un reencuentro
es llovizna de luz en mi vida;
y un relámpago de tu recuerdo
es maná para mi alma,
que alegre, sigue el sendero.
Angel Miguel