Cayó la fruta madura,
Esa que nadie se comió.
Las hormigas están de fiesta
Por tan grande bendición.
Ni los pajarillos que se posaban
Por entre las ramas la quisieron degustar,
Tal vez estaba podrida y amarga
Que nadie la quiso probar.
La tierra tan benevolente
Le abrió su lecho de piedra y polvo,
Más las hormigas rápidamente
Degustaron tal botin prodigioso.
Una tras otra se fueron llevando
Trocitos de aquella fruta,
Para saciar a todo hormiguero
Que clamaba por comida, a una.