Vuelo sutil del verso,
jinete en la montura de la espuma,
con su cuerpo disperso
y deseos rezuma
esquirlas de los años en la pluma.
Planea nuestra dicha,
sus alas desplegadas en el viento.
En silencio entredicha
asombro a sotavento,
al ras sobrecogido de lamento.
Los niños en la calle
con sus trueques ensayan en su meca,
ceniciento detalle,
la esquina con su mueca
se compra las sonrisas que desfleca.
Un avión de papel
que porta en letras nuevas ilusiones
secunda su vergel,
la explosión de emociones.
Los versos caen libres, y sin guiones.
Dibuja un espiral
marcándome el compás, tromba infantil
que decae al final
encendiendo el candil
tamborea su pena más febril.
Porque todo es ventura,
porque nada es casual en este suelo
porque hay una ranura
para levantar vuelo
con versos que descorren todo velo.