La energía fluye, solo necesito cincuenta y cuatro vatios
de vida para medir con precisión mi felicidad.
Necesito recargar mis venas con la poderosa pureza
de las vibraciones de los rayos solares.
Siempre necesito las celdas de energía
de mi batería para llevar una carga completa
de esos rayos vivificantes.
Para poder alimentar mi cuerpo con esa energía positiva,
esta nueva carga irradia creciendo.
Debo recordar, no abusar de las fuertes corrientes
que no puedo cargar con altos voltajes.
Necesito mantener el flujo de electrones constante
para que el nivel de mi felicidad se equilibre.
De lo contrario, correría el riesgo de un apagón,
¿por qué hacer eso?
No necesito energía negativa.
La felicidad pura, equilibrada y constante
es lo que siempre quise y soñé en mi vida.
Quiero irradiar la alegría pura de la carga potencial
dentro de mí que proviene del sol.
Me voy a parar ante el público y les prometeré
guiarlos con hermosos rayos de energía.
Yo deseo más que nadie ser ese tipo de candidato
del futuro, un líder que brille para siempre
como el gran panel solar.