Quiso el amor te encontrara
para cumplirse mi sueño
de convertirme en tu dueño
como por siempre soñara.
Era tu imagen tan clara
único afán de mi empeño
pues tu semblante risueño
fue del idilio su tiara.
Más el ingrato destino
lleno de amargas sorpresas
trajo las sombras del daño.
Como feroz torbellino
hizo de nuestras promesas
una hecatombe de engaño.
Autor: Aníbal Rodríguez.
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