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**~Novela Corta - Laberinto de Amor - Parte II~**

Cuando Benjamín amó intensamente a Estefanía fue cuando no pudo contener realizar el camino con sus labios dando besos clandestinos en el cuerpo de Estefanía. Si en el alma de Benjamín fue feliz como un hombre amando lo que desea amar. Cuando en el trance de la verdad se fue como el delirio delirante de hacer creer en el alma a cuestas de la sola razón. Y, Benjamín, se fue del mundo, de la situación y del amorío con Estefanía, cuando realizó un mapa con su boca en la piel de Estefanía dejando saber que su momento no era fantasía sino realidad, y como la realidad es como el instinto de saber que su mundo era tan real como los mismos besos que le da Benjamín a Estefanía en su piel desnuda de candente deseo. Cuando en el instinto se aferró el camino en hacer creer en el alma una sola verdad efímera con una sola mala insistencia de hacer creer de que el alma se pudre de espantos seguros en saber de que el alma se ama con poder y con Dios. Si Benjamín amó como nunca a Estefanía, y Benjamín creó un mapa inconsciente de deseos y por un buen amor. Mientras que Benjamín ama apasionadamente a Estefanía, sólo le queda una mirada penetrante entre Benjamin y Estefanía, pues, el amor en cada recelo de la existencia se vio fríamente indeleble y muy viva la pasión entre ambos, cuando en el altercado frío e impasible se vio fríamente como un recelo de la mala existencia cuando en el frío veraniego cuando el sol no caduca ni en el cielo mismo si el sol en un caso existió, pero, llegó la fría noche cuando amó apasionadamente en aquella habitación donde se cuece el amor a fuego lento de la existencia en mirar en el alma y más en la luz en los propios ojos de amar vehementemente. Porque cuando en el alma se vio como el tesoro más irreal de cruzar el estandarte de la fibra del corazón amando una vez más, cuando en el delirio delirante de creer en el mapa que hace Benjamín, sí, un laberinto de amor en la piel de Estefanía con su boca y sus besos suaves de delirios subrepticios. Cuando en el alma de Estefanía no se miró lejos de la realidad cuando en el embate de mirar a los ojos de Benjamín se creó una gran sorpresa entre ambos ojos y entre ambas miradas llenas de clara pasión, cuando por amar se miró constantemente. Si en el aire desértico de la verdad se enfrío el alma, de tiempos y de un mal mar perdido en el alma de Estefanía. Y, Estefanía, sin saber ni sospechar, que Benjamín hace un laberinto de amor en su piel hermosa de intacto a aroma a rosas clandestinas de un jardín sosegado de tiempo y de un instinto en que se siente como el desafío frío de entrever ese laberinto de amor en que Benjamín, penetra en su piel desde que la ama inconscientemente buscando un delirio impetuoso. Y, Estefanía, cruzando el ademán frío de su propio instinto, marcó una trascendencia autónoma de ver el cielo de gris tormenta en esa noche clandestina de azul añil en la tempestad de esa triste noche, pero, muy pasional. Y, Estefanía, cruzó el imperio de sus propios ojos, cuando en el tiempo sólo sollozó en el hálito sosegado de ver al cielo de azul añil, cuando en la forma de amar se vio intransigente como vehementemente pasional, sí, en esa noche clandestina de tempestad y de lluvia en frenesí. Cuando en la tarde era de un sólo atardecer de un sol impetuoso, pero, claramente e indebidamente un sol claro, pero, llegó la noche impetuosa de lluvia y de tempestad. Cuando en el frío se llenó de un sólo tiempo, en que el ademán frío de un buen querer se obtuvo en amarrar del alma una sola luz, y se llenó Benjamín de un sólo mal sosiego cuando plenamente se dedicó en ser como el pasaje de ida y sin regresos cuado en el tiempo no caducó el laberinto de amor en cada amor de su cuerpo y más en su piel dibujando y calcando un sólo laberinto de amor en su propia piel desnuda de pasión y de un instinto claro como del manantial en un sólo atardecer. Cuando en el vicio del amor y del hábil instante en que se amó intensamente en esa noche de amor y dejando un sólo amor en el alma y más en su piel desnuda de un sólo tiempo en que Benjamín calca con sus labios el amor en cada pedazo de piel desnuda de Estefanía dejando en su cuerpo el laberinto de amor. Cuando en su afán de querer atraer en la sola desnudez de Estefanía lo que encrudece más en el tiempo y más en la noche impetuosa de espantos nocturnos si en el afán de dar una comitiva de sensaciones buenas sólo en la piel de Estefanía, y en el ocaso del sol llegó la noche traviesa desafiando el alma llena de la luz candente en hacer creer que el sol estaba en su plenitud en la noche impetuosa de dolores y amores inconclusos de temores. Porque cuando Estefanía, sabe de lo insospechado y por sin saber de la cruda realidad, se vio intransigentemente inocua como sin percibir el instante en que Benjamín realiza un laberinto de amor en la piel de Estefanía, ¿y qué es? Era sólo un laberinto de amor, el cual, se siente como se percibe la rica sensación de amar bajo el mando de la pasión y amando lo que nunca a una sola piel desnuda de temores, horrores y sin sabores. Cuando en el tiempo y sólo en la luz de sus propios ojos se vio como el mismo tiempo, como una vez se sospechó en que el silencio se encierra como el delirio frío. Si en el ocaso se vio a todo un sol, y tan desnudo y tan candente como el mismo fuego en el alma de Estefanía. Y se vio Benjamín, intransigente, pero, muy impasible en amar lo que una vez nunca más amó, a una mujer trascendental como lo era Estefanía. Y se fue del mundo, de la verdad y más que eso de la pura realidad, cuando se electrizó la forma de amar en cada cual y entre ambos. Y en esa noche, solamente en esa noche impaciente de ansiedad y de temores y de horrores en pasiones clandestinas, se vio en la piel de Estefanía la misma ansiedad de amar de Benjamín, si, al fin y al cabo, era finalizar con el alma de luz de Estefanía. Si en el delirio delirante de creer en el alma de luz de Estefanía se vio crucificar y en el camino una luz sosegada de tiempo y en caer en redención cuando en el alma de Estefanía, se vio cruzar por el umbral del cerro más alto. Si Estefanía se siente como el alma llena de luz, cuando en la soledad se entristeció de tiempo y por demás, sí, por ése mal hombre que la dejó en la acera pintada como si fuera un solo mural. Y, Estefanía, volvió a amar, pues, su mundo se vio frío e indecentemente atrevido como mortal es la daga fría, cuando en el alma de Estefanía se vio candente como vehemente en que la pasión dicta, como un sola sospecha de creer en el alma llena de luz, si en el instante se vio álgido el momento, pero, muy pasional entre Estefanía y Benjamín. Y, Benjamín, como el sol en el día se vio candentemente pasional ardiendo en fiebres y en sudores extraños, porque cuando amó vehementemente a Estefanía, se vio frío, pero, muy calurosa su piel y sus labios dispuestos a amar sin consecuencias. Cuando en el embate de dar luz, se vio frío, Benjamín, como en el juego del amor, y de la pasión indispuesta, pero, muy fértil y feraz, como en el tormento en esa noche en que el cuerpo y la piel se aman dispuestamente y se conocen como en el sinónimo del amor, sin una paradoja y sin contradicción alguna. Y se amó inconsecuentemente y pasionalmente y con el dedo acusador, pero, esta vez eran sus labios o su boca lo que dicta el mapa calcando la verdad en una sola insistencia en la piel de Estefanía. Cuando en su mundo, se vio frío como la pureza de la verdad, cuando en el instinto se vio friolero, como el ademán de un sólo desastre entre ambos corazones y amando como una sola verdad. Y, Estefanía, sin darse cuenta, sin mirar lo tatuado en su piel bendita, o en lo que dicta el amor, en cada juego del amor en la boca o entre los labios de ese amor llamado Benjamín, el que la ama, la apasiona, y con ansias la ama. Y, Benjamín, como un dolor sin apaciguar quedó malhumorado e impaciente como el cielo lleno de nubes grises en la noche de azul añil y en el tiempo como en el ocaso de ese atardecer lleno de magias, cuando halla a Estefanía en la acera dejada impacientemente. Y, Benjamín, calcando en la piel como en el instinto de ver en el suelo, una lluvia en la noche impetuosa de un sólo amor clandestino como el amor entre Estefanía y Benjamín. Cuando por fin se sabe que el deseo y el amor se envenena hasta el alma y las venas por un sólo amor en que el sol se sentía como el alma llena de luz, pero, no, era solamente la noche impetuosa de espantos nocturnos cuando llegó la terrible y cruel y tan vil tempestad, cuando en el alma por fin, se acercó, Benjamín a Estefanía. Y en el trance de la verdad se entristeció la vida y más que eso se debate una sorpresa de esperas y de intransigencias dadas, cuando en el alma de Estefanía, se vio crucificada de un delirio sosegando y muy templado, cuando la amó Benjamín, pues, en su momento quedó como un mal tiempo, como una noche de dolores y de una tempestad como en la noche llena de pasiones y de ansias cuando en el alma de ambos se amó como en el tiempo y sin poder expirar. 




Continuará………………………………………………………………………………………….