Te escribo desde la soledad de mi cuarto
que tu recuerdo no me abandona...
te grito desde este mortal silecio,
en la penumbra de mi olvido, que tu recuerdo no me abandona...
Tu sonrisa, que me provoca fantasia,
esta noche me causa desvelo...
me ha quitado el sueño su ausencia,
la falta de tus ojos en los mios...
y tu recuerdo no me abandona...
Tu recuerdo...
Aquellas platicas en las que éramos amigos,
en las que nos confiabamos todo,
en las que llorabas en mi hombro
y yo secaba tus lagrimas... Yo...!
Tu recuerdo...
Y mi vida se esta yendo con el,
con cada segundo que te abrazo,
con cada beso que te he dado,
con cada ansia que me provocas
al saberte distante de mi pecho...
Tu recuerdo...
Mis ojos lloran en secreto
y mis manos extrañan tus manos...
y es que es tan confuso todo esto...
sin tan solo pudiera cambiar el tiempo
y meter el pasado en el presente...
te abrazaría y no te soltaria.
Te besaria en la mejilla, en las manos,
y en esa boca de ángel de la que eres dueña...
te daria cada latido de mi corazón
para demostrarte lo que vales para mi...
Tu recuerdo...
Tu recuerdo se niega a irse,
y mi alma se tortura con este suplicio
de nuestra distancia...
Tu recuerdo...
Sígues aquí, como desde el principio;
aquí, dentro de la esencia de mi alma,
combustionando todos mis sentidos...
Tu recuerdo...
Tu recuerdo me grita que te necesito
con cada respiro de mi cuerpo...
y tu recuerdo... hoy me mata.
tr-102105C.600pV.By:Jorge L. Casado