Te amo como la lluvia derrama su ser en tu ventana.
Te amo como la anémona en manos del viento.
Te amo como el río alcanza del alba su tierno resplandor.
Te amo como la luna, que no puede vivir sin la sombra del sol.
Te amo en el silencio. Cual si mis liras callaran para escuchar tus pensamientos.
Te amo como un rosal, deshojando pétalos de sufrimiento.
Te amo como un astrónomo admira su estrella, que la ama aún sabiendo que nunca estará junto a ella.
Te amo como aquel que ama lo que no tiene.
Te amo como un peregrino ama a su dios. Ofreciéndote mi esencia en apasionada idolatría.
Porque te adoro, con el furor de mi sangre y de mis venas, agonizante, clamé por tu dulzura, en un lecho de fluidos y de flores.