Al mirate abandono los ojos en tu cuerpo,
y mi alma se asoma para tocarte real,
bendigo cada palmo de tu piel de vida,
y arrullo tu latir sobre mis labios sereno.
Los sonidos de tus silencios despiertos,
se agolpan en tus besos y mis caricias,
al besarte la mirada cerca del dormir,
la luna nos mira y la noche se despierta.
Te observo sin saber y sin tiempo ninguno,
abrazo tu sombra sutíl con mi sombra,
estar en ti en horas eternas y gozosas,
miedos que mueren exhaustos en tu paz.
Puedo ser los deseos que te acarician,
y soñar en tus sueños de la mano en ti,
amarnos con la luz infinita del lucero,
inmersos en la noche de tu frágil ánima.