Devora el Día
el pálido Sol y la Luna Naciente...
Devora la Espesura de los Siglos,
que estremece lo Acaecido...
Devora sin Pausa y sin Prisa
el Brillo Esquivo de la Sombra de tu Sombra,
en el Paladar Burbujeante
de ésa, la Palabra Esquiva
que se pierde entre Lluvias y Aguas...
Devora la Historia develada por
ese gesto, la Razón y la Mirada...
Devoran los Vientos
que mecen el poder Secreto
de la Mar Aguda y la Obtusa Montaña...
(Mientras el Horizonte,
devora los Ignotos Signos
y tu Memoria Callada)...
(Patricia)